Muchas veces nuestras respuestas no son dadas desde una zona de seguridad
Hay veces que queremos expresar nuestro sentir frente a una situación compleja con otra persona pero acabamos optando por no decir nada, optamos por el silencio. Luego llegamos a casa y nos preguntamos ¿Por qué no se lo he dicho? Y empezamos a entrar en una rueda de hámster de la que, a veces, resulta complicado salir.
Esto ocurre porque nuestro cuerpo siempre va a estar pendiente de nuestra supervivencia. Es decir, si expresar lo que siento representa una amenaza, ya sea ser abandonado o rechazado, nuestro sistema nervioso simpático se va a activar para protegernos.
Como el cerebro es preservador de recursos, automáticamente desconecta el neocortex, que es el encargado de sopesar y reflexionar, dejando que la amígdala, ubicada en nuestro sistema límbico(almacén de recuerdos),tome el control. Por lo tanto, la respuesta que tenemos de callarnos, de no decir lo que pensamos, está producida desde una zona de inseguridad.
Por eso es tan importante trabajar en el propio autoconocimiento, porque si conozco mis mecanismos de defensa y cómo y cuándo se activan, también tengo la posibilidad de gestionarlo desde una zona segura.