Con el tiempo he comprobado que amar solo es posible cuando uno se ama a sí mismo por completo. Cuando tenemos inseguridades y miedos generamos apego hacia otras personas. Cuántas veces hemos oído a personas que nos dicen : “ Si mi pareja me deja me muero porque es mi mundo”. Esa frase solo pueden decirla aquellas personas que estén apegadas a su relación . Porque han construido su mundo alrededor de su pareja y porque depositan su bienestar en función de cómo están con ella. En el momento que tu estado anímico depende de otra persona ya no es tuyo. Y muchas veces damos el poder sobre nosotros a los demás (consciente o inconscientemente).

Cuando uno ama, lo que quiere es que la persona con la que está sea feliz, crezca, sea mejor persona cada día… independientemente de con quien esté. Eso es amar. Es querer ver feliz a esa persona aún cuando su felicidad no esté a tu lado. En el amor maduro ambos se sienten responsables de esta felicidad y no la esperan del otro. Nos atendemos a nosotros mismos escuchando a la otra persona, y expresamos libremente nuestra sensibilidad y vulnerabilidad sin ser juzgados o denigrados.

El apego, en cambio, se basa en el miedo y la dependencia. Las personas con dependencia emocional suelen ser personas muy complacientes que dejan de lado sus propias necesidades para atender y cubrir las necesidades de su pareja. Las personas codependientes muestran un gran miedo a la soledad, desconfianza y miedo al abandono. Depende de cómo haya sido nuestra infancia podemos saber qué tipo de relación vamos a tener en el futuro. En gran medida depende del tipo de apego que se generó en los primeros años de vida.